INDICE:
1.Presentación......................................................................................................3
2.Introducción: Conocimiento de Oriente y Occidente...............................................4
3.La religión durante las dinastías Yuan, Ming y Qing...............................................6
3.1. Los escritos de los viajeros aportan una visión de Oriente..............................6
3.2.
Creencias..................................................................................................7
3.3. El concepto del bien y del mal y de la vida eterna.........................................9
3.4. Supersticiones, quiromancia y astrología....................................................10
3.5. Enfermedad, muerte y ritos funerarios........................................................11
3.6. Presencia de otras
religiones.....................................................................12
4. Conclusiones..................................................................................................14
5. Bibliografía.....................................................................................................15
I-Presentación
Nadie duda de la importancia que en la
actualidad ejerce China en el panorama internacional. Las
características culturales, económicas y sociopolíticas no pasan
desapercibidas para los países de Occidente que asisten al despertar de
un país al que si bien se le sigue nominando de “misterioso” y
“desconocido”, adquiere cada vez más influencia a nivel mundial. En la
actualidad, todo lo que pueda captar la atención y el interés de
cualquier persona está íntimamente ligado al pasado riquísimo de este
gran país. Por lo tanto es necesaria una mirada a la evolución historia
de casi un tercio de la población para comprender la importancia que
este territorio ha ejercido y sigue ejerciendo entre los pueblos de Asia
y Occidente. A fin de lograr un mejor conocimiento de la presencia de
China en la historia, por un lado, centraremos nuestra atención en un
aspecto importante como es el conocimiento Oriente-Occidente. Ello nos
aportará una visión de China desde sus comienzos hasta el siglo XX. Por
otro lado, y dada la importancia que ejercieron las últimas dinastías en
la historia de China, analizaremos un aspecto primordial del ser humano
que constituido por creencias y prácticas afectan a lo esencial de la
existencia, de lo moral y de lo sobrenatural: el hecho religioso durante
las dinastías Yuan, Ming y Qing que comprende los siglos XIII al XX. Es
un estudio importante pues considero que no se puede entender la
historia de las civilizaciones y de las culturas sin la de sus
correspondientes religiones. Para lograr este objetivo se abordará los
diarios de viajeros que recogen descripciones occidentales sobre China
en este
período.
Nuestro trabajo queda completamente justificado
como ya se ha indicado anteriormente y además de la información que se
aportará, se ofrecerá una visión crítica en el marco de las conclusiones
que explicarán y complementarán algunos aspectos necesarios para lograr
una mejor visión de esta etapa tan importante de la historia de China.
2- Introducción: Conocimiento de Oriente y Occidente
Al término de un período de la historia de China
marcado por la sucesión de los distintos imperios y dinastías, no deja
de ser sorprendente el contacto con el exterior manifiesto a través de
la expansión económica y cultural. De hecho, a pesar de las distancias
enormes y los accidentes geográficos, el intercambio de productos entre
el oriente y el occidente asiático ha sido continuo. Desde un punto de
vista personal considero que hay varios factores que han propiciado esta
reciprocidad, entre ellos la expansión territorial de los imperios y la
exploración de los mares. Con el paso del tiempo, China también abriría
sus puertas a Occidente y algunos productos chinos tales como el
jengibre alcanzaron las costas del mediterráneo. El emperador Han WuDi
en sus intentos por forjar aliados con los pueblos centroasiáticos envió
a Zhang Qian entre los 138-125 a. C, pero estuvo 10 años preso de los
hunos y allí conoció la existencia del Imperio Romano. Y desde que WuDi
destruyera a los hunos, a partir del 115 a. C. Los enviados de la
dinastía Han viajaban entre cinco y 10 veces al año. Sin duda que Zhang
Qian abrió una puerta a la comunicación entre China y Europa.
La relación sino-europea se afianzaría a partir
de los siglos IV-III a. C con Alejandro Magno y los reinos
helenísticos. Pienso que este tránsito de personas ha favorecido, desde
los orígenes de la humanidad, la institución de un crisol de culturas.
Y
en este transitar de personas y mercancías creo que la ruta de la seda
ha constituido, desde el principio, “la columna vertebral” que ha
proporcionado una vía de intercambios comerciales y culturales y de
conocimiento entre Oriente-Occidente. El eje Roma-Chang'an marcaba el
principio y el final de una gran cadena de intercambios cuyos eslabones
enlazaban a Turquía con Siria, a Irak con Persia y al Cáucaso con las
fronteras de la India y China. Pero como ya se ha apuntado
anteriormente, China supo, además, utilizar las rutas marítimas entre
India, el sudeste asiático y las Seis Dinastías del Sur. Así, Faxian,
monje y escritor, en su larga peregrinación llegó a Asia Central, la
India y Asia Suroriental para volver a las costas de Shandong en el 412,
desde India.
A mediados de s. VII la fama de China se
extiende por todo el continente de Asia y hasta Chang´an, que se
convierte en la ciudad más cosmopolita del mundo, llegaron embajadas de
la Persia Sasánida, India y Bizancio. En general, con los Tang (618-907)
se intensificaron las informaciones del mundo persa e islámico: En esta
época los misioneros sirios llevaron el nestorianismo a China y la
capital se llenó de productos extranjeros y de templos maniqueos,
zoroastristas y nestorianos y los comerciantes árabes llevaron el Islam a
Cantón. Así mismo, es de destacar también que durante el reinado de Wu
Zeitian (625-705) llega la primera embajada árabe enviada por el
tercero de los Caligas legítimos, Otman, que se presentó en la corte
Tang en el 651. En general, todo lo extranjero estaba de moda en la
China de los Tang y ello era debido al comercio internacional. En este
período también es de destacar a Xuanzang (602-644/664) , uno de los
eruditos chinos regresa a China con información de la India.
Con la consolidación de los grandes reinos
extranjeros: Liao, Xixia, Jin y Dali (s. X-XIII) China se aleja de los
caminos de la ruta de la seda. Por el contrario, la navegación china
amplía el conocimiento de los países y aparecen libros escritos por
mercaderes chinos que describen Filipinas, Java, Sumatra, Borneo y hasta
Al-Andalus. De esta época data otro hecho: se transmite a Europa la
fórmula de la pólvora.
Los
mongoles favorecían el establecimiento de extranjeros y con la
consecución de la Pax Mongólica, durante el s. XIII, se permitió a los
viajeros circular libremente entre China, Asia occidental y Europa.
Otro de los elementos impulsor de los contactos
fue la búsqueda de alianzas, y entre 1267 y 1291, los Il-Khans de Persia
enviaron siete embajadas a occidente para conseguir alianzas contra el
Islam. El primer europeo que llega a la corte mongola de Karakorum es
Giovanni dei Plano Carpini (1182-1252).
En 1254, Guillermo de Rubruck, con el fin de
solicitar alianza de los mongoles contra los musulmanes para la sexta
cruzada, fue enviado a Mongolia por el rey de Francia Luis IV y el Papa
Inocencio IV.
En 1241, los papas también eligieron a los
religiosos franciscanos en misión diplomática y evangélica con el fin de
conseguir ayuda mongol contra los sarracenos.
Los Hermanos Polo, cuya fama se extiende
hasta nuestros días, llegaron en 1262 y fueron recibidos por Kubilai.
En 1272 volvieron a China y Marco Polo se quedó 20 años. El libro de
Marco Polo muestra en Europa la riqueza de la China del norte y de la
corte de Kubilai. Este libro tuvo una influencia incomparablemente
superior a la de ningún otro de los viajeros medievales. Entre otros
religiosos destacan Rabban Sauma (1260?-1313), monje nestoriano chino
que a finales de s. XIII viajó de China a Persia, Bagdad y Europa;
Giovanni di Monte Corvino, (1247-1328), que llegó a China por mar y a
Khanbalik (Pekín) en 1395 y Odorico di Pordenone (1265-1331) que
explicó las formas de vida china.
Ibn Batuta, 1304-1377, nacido en Tánger, viajó por China a finales del periodo Yuan.
Vietnam se convierte en provincia china
durante la dinastía Ming, pero la rebelión contra los chinos llega en
1413. Destacan las grandes expediciones marítimas por el sureste de
Asia y el océano Índico y también llegan expediciones a África, Bengala,
Siam, Brunei, Sulu y Filipinas. Los viajeros vuelven con productos
exóticos y animales raros. Pero los chinos se retiraron de los océanos y
nadie consideraría a China como una gran potencia marítima. Surgen las
comunidades de ultramar de chinos con comercios en el exterior. La
dinastía Ming marca el final de la presencia china en aguas asiáticas y
el aislamiento con respeto las relaciones internacionales. Llegan los
portugueses que conquistan Malaca en el año 1511 y Macao cuya
prosperidad seguirá con los castellanos.
Con
el imperio de los Qing (s. XVII-XX) se acrecientan las relaciones con
Europa: A través de los jesuitas, el emperador Kangxi (1654-1722)
mantuvo una peculiar relación con la Europa de la Contrarreforma. Pero
con la Querella de los Ritos, se produjo el corte entre Europa y China y
esto aísla a China a donde no llegan los ecos de la revolución
americana ni de la francesa ni de la industrial.
Se establece un nuevo tratado con Rusia, el
de Kiakhta en 1727, que delineaba la frontera entre Mongolia y Siberia y
permitiría el establecimiento de una iglesia ortodoxa rusa en Pekín.
La presencia china en el suroeste y su
incursión en Yunnan con E´ertai (1680-1745), trajo consigo la
introducción de las plantas americanas.
A través de Lord MacArtney que viaja a China
con el fin de entrevistarse con el emperador Qianlong (1711-1799) y
conseguir un trato comercial que evitase el déficit del comercio inglés
en China, se procede a las transacciones inglesas. Debido a la afición
de ingleses y americanos por el té y la falta de demanda china por las
manufacturas inglesas, el opio comienza su introducción en China.
3. La religión durante las dinastías Yuan, Ming y Qing.
3.1. Los escritos de los viajeros aportan una visión de Oriente
Los escritos de los viajeros que narran las
características
de las dinastías Yuan, Ming y Qing, constituyen los documentos que
permiten la
reflexión sobre el tema elegido. Estos viajeros llegaron a China
enviados por los
reyes de países europeos, por el Papa o bien por los gobernantes de sus
países. Todos
tenían una misión religiosa, política o económica. Y es que, como ya se
ha observado
en la introducción, una de las vías que ha propiciado el contacto entre
Oriente y Occidente ha sido el envío de las embajadas procedentes de
ambas partes. Entre estas embajadas las que llevó al primero de los
grandes viajeros europeos: Giovanni da Pian del Carpini, (1180?-1252),
Provincial de la Orden Franciscana. Fue una excelente elección como el
primer enviado a Oriente. Había sido uno de los primeros colaboradores
de Francisco de Asís y desde 1222, había desempeñado un papel de
liderazgo en el establecimiento de la orden franciscana. Su estricto
voto de pobreza, junto con sus aspiraciones de evangelización, al igual
que los monjes budistas, le ayudaron a adaptarse a los desafíos de los
viajes en la Ruta de la Seda(1). En general, los papas eligieron a los
religiosos franciscanos en misión diplomática y evangélica con el fin de
conseguir ayuda mongol contra los sarracenos. Además de los
franciscanos destaca la misión jesuita y a través del emperador Kangxi
(1654-1722) se mantuvo una peculiar relación con la Europa de la
Contrarreforma si bien con la Querella de los Ritos, se produjo el corte
entre Europa y China.
Los reyes (como el caso de Luis IV de
Francia), también enviaban sus embajadas a fin de solicitar alianza de
los mongoles contra los musulmanes, y de este modo, en 1254, Guillermo
de Rubruck, fue enviado a Mongolia.
Y también destacan las embajadas con
carácter comercial, como la que llevó a cabo Lord MacArtney que viaja a
China con el fin de entrevistarse con el emperador Qianlong (1711-1799) y
conseguir un trato comercial que evitase el déficit del comercio
inglés.
Los textos recopilados por estos viajeros
nos aportan una visión de Oriente de aquella época y por lo tanto ayudan
a comprender más sobre la religión en China durante las dinastías Yuan,
Ming y Qing.
3.2 Creencias
Una
definición de la religión original de los mongoles: era el
chamanismo(2), que considera que el mundo visible está dominado por
fuerzas o espíritus invisibles que afectan las vidas de los
vivientes(3). Los textos de los viajeros acentúan la idolatría, pero con
representaciones o figuras humanas:
“Los tártaros creen en un solo dios que es también creador de todas
las cosas visibles e invisibles (...). No obstante tienen ciertos ídolos
de fieltro con figura humana”(“Los tártaros creen en un solo dios que
es también creador de todas las cosas visibles e invisibles (...). No
obstante tienen ciertos ídolos de fieltro con figura humana” .).
Si bien todos los textos coinciden en señalar como “idólatras”(5) ,
“paganos”(6)
a las personas integrantes de estas dinastías, considero sin embargo que
los textos de Carpini y de Mendoza describen con mayor intensidad en
qué consiste esa idolatría y/o paganismo. Así, Carpini nos muestra la
importancia que concedían a estos ídolos que podían proteger de las
enfermedades a las personas, también los ganados, conceder la gracia de
tener potros y leche. En agradecimiento, a ellos sacrificaban la primera
leche de sus yeguas y ganados, y por lo tanto les realizaban diversas
ofrendas y sacrificios. Los ídolos eran confeccionados de paños de seda y
a ellos dedicaban grandes honores, siendo colocados en un lugar
preferencial: delante de la entrada de la tienda, y la persona que los
robaba eran duramente ajusticiadas(7).
A nivel personal considero importante el hecho que destaca Carpini de
que son las mujeres las que hacen los ídolos y para ello se juntan las
principales dueñas que viven en el campamento y los confeccionan
devotamente(8).
Sorprende que sean las mujeres las dedicadas a una tarea tan importante,
puesto que poseían un papel secundario en aquella época. Pero también
llama la atención que dediquen un ídolo a su primer emperador. Pienso
que este hecho es de gran interés puesto que es conocido el valor del
emperador para la historia de China, de hecho era honorado como
pantocrator situado bajo la estrella polar en derredor de la cual todo
gira. En su calidad de Hijo del Cielo, de hombre prototípico, tiene el
poder, por sí mismo o por delegación, de admitir nuevos dioses(9).
Por los conflictos que se originaban entre extranjeros con otras
creencias a la de los mongoles, creo que es interesante destacar los
ejemplos de Carpini a propósito de las personas que como Miguel, uno de
los grandes duques de Rusia, eran obligadas a postrarse ante la
imagen de un difunto y su reacción: a los cristianos no les estaba
permitido hacer tal cosa(10).
La descripción de Mendoza sobre la idolatría nos sorprende porque llama
“miserables idólatras” a los mongoles, y afirma que “carecen de la
verdad de nuestra santa Fe católica cristiana”(11).
A los ídolos los denomina “santos”. Tras afirmar que los ídolos
extranjeros son muchos, nombra los tres principales: Sichia, en el Reino
de Trautheyco que está hacia el Poniente, Quanina y Neoma, natural de
Cuchi, en la provincia de Ochian. La aportación de Mendoza destaca
también porque la acompaña de leyendas y tradiciones sobre estas
creencias. También pertenece a Mendoza la afirmación que sostiene que,
por un lado tienen la existencia de un dios al cual adoran y le tienen
pintado de bulto en cada casa, y le ofrecen incienso y por otro lado que
tienen otro dios, hijo del anterior, al que llaman Natigay y se encarga
de las cosas terrenas(12).
Creo que es interesante el paralelismo que se encuentra en los textos de
Mendoza entre la imagen de la Trinidad de los católicos y una imagen a
la que los chinos tienen gran reverencia y que posee una extraña y
maravillosa hechura y la tienen pintada en un rostro de cuya hombros
salen tres cabezas y que las tres solo tienen una voluntad y un mismo
querer(13).
Aunque no se definen como ídolos, creo que la referencia que Carpini
hace a la devoción a elementos de la naturaleza también puede enmarcarse
dentro de esta idolatría(14).
Sin embargo, todo lo contrario se expresa en el texto de Armiño que
sorprende cuando comenta que en Fuzhou, un sarraceno le dijo a Marco que
“en tal lugar hay una clase de gente, de cuya religión nadie comprende
ni gota. No es idolatría puesto que no tienen ídolos, y no adoran al
fuego”(15).
Del mismo modo, el escrito de Oderico de Pordenone habla de la
existencia de monasterios de idólatras que adoran sin excepción a los
ídolos. Es curiosa la afirmación de que en uno de estos monasterios en
los que él estuvo había “once mil ídolos”(16).
3.3 El concepto del bien y del mal y de la vida eterna
Según
Carpini, “nada saben de la vida eterna ni de la condenación perpetua,
aunque creen que después de morir vivirán en otro mundo (...), y no
guardan ningún mandamiento sobre la manera de hacer el bien o huir del
mal”(17).
Este hecho podría explicar, según mi visión personal, que entre los
mongoles “no fuera pecado alguno matar a los hombres, invadir las
tierras ajenas o apoderarse injustamente de los bienes del prójimo y
fornicar (...)”(18).
Y es que creo que la historia de los mongoles sorprende por la crueldad y
la violencia.
Del mismo modo, en los escritos de Lord
MacArtney, que se colocarían en la época de los manchúes, los conceptos
de “confesión” y “penitencia” no entra en la mentalidad de un pueblo
cerrado. Sorprende que explique que el pueblo chino no admitiría que las
mujeres confesaran en privado a un sacerdote sus acciones y
pensamientos, puesto que este hecho sería repugnante para los maridos de
estas mujeres(19).
Entre estos temas de carácter apocalíptico
también destaca el texto de Mendoza al respecto de la inmortalidad del
alma y sobre el premio o castigo después de esta vida. Por un lado
destaca que los tártaros tienen por cierta “la verdad de la inmortalidad
del anima, aunque con error porque dicen que las almas entran en otros
cuerpos”(20).
Por otro lado, personalmente creo que es interesante la confesión que
realiza Mendoza que cree firmemente que Dios “los ha de traer a su
santísimo conocimiento”(21).
Me parece importante destacar la confianza de Mendoza en esta creencia
puesto que ello transmite el deseo de la conversión implícita con la que
todo misionero evangelizaba en aquella época. Entiendo que es
explicable partiendo de una mentalidad que se remonta a varios siglos en
la historia de la cristiandad.
3.4. Supersticiones, quiromancia y astrología
En
general todos los textos consultados coinciden en la creencia en
“adivinaciones, agüeros, haruspicios, sotilegios y conjuros”(22).
Carpini es explícito cuando indica que “al realizar una nueva acción,
la comienzan en luna nueva o en luna llena (...) y que creen que todo lo
purifica el fuego”(23).
También Lord Macartney en su texto defiende las prácticas de
quiromancia, adivinación y astrología, y además expresa que tienen lugar
en templos o “miaos”(24)
(miao significa “templo” en chino mandarin, pero está más relacionado
con los de devoción taoísta o budista, no con los católicos). Cuando
Armiño describe la ciudad de Hangzhou dice que en “otras calles están
los médicos y los astrólogos, que también enseñan a leer y a
escribir”(25).
Además nos acerca a la figura de los astrólogos: “son sabios en su arte y
en los encantamientos diabólicos, tanto que dicen a los hombres muchas
cosas verdaderas que les inspiran gran confianza (...), no se celebra
desposorio alguno antes de que el astrólogo haya dicho su opinión”(26).
Mendoza también se refiere a este aspecto al definir una práctica que
hasta hoy día se sigue llevando a cabo, al menos lo que yo personalmente
he presenciado muchas veces en Taiwán, en los templos budistas y
taoístas: “otras suertes usan, echando unos palillos en una olla, y en
cada uno escrito una letra (...), meten la mano de un niño y saca uno y
ven la letra y buscan en un libro la hoja que comienza con aquella letra
(...) interpretan a lo que pretenden y por lo que se movieron a echar
las suertes”(27).
3.5. Enfermedad, muerte y ritos funerarios
Considero
que estos temas se enmarcan en lo religioso por su relación con la
existencia y trascendencia del ser humano. Los textos explican cada uno a
su manera, los ritos que se llevan a cabo tanto en la enfermedad como
en los enterramientos. Mendoza hace hincapié en la limpieza, las
vestiduras del difunto con sus mejores ropas y la reunión familiar(28),
mientras que Carpini se refiere a la nobleza y al modo de enterramiento
en “un lugar del campo que mejor les parezca. Lo sepultan con una de sus
tiendas, (...), delante de él ponen una mesa, una fuente llena de carne
(...), con él entierran una yegua con su potro...”(29).
Más adelante Carpini se refiere a otro tipo de enterramiento, “en el
campo, haciendo una gran fosa” y explica la existencia de dos
tipos de cementerios: “en uno reciben sepultura los emperadores, los
capitanes y los nobles (...) y en el otro están sepultados los que
cayeron en Hungría, pues allí encontró la muerte buen número de
guerreros”(30).
En su descripción de la ciudad de Hangzhou, Armiño explica la ropa que
viste la gente que acompaña al difunto “de cañamazo en señal de luto” y
“cogen sus instrumentos de música y van tocando y cantando
oraciones”(31). Y habla sobre la incineración del cuerpo del difunto.
3.6. Presencia de otras religiones
Las
referencias a distintas religiones abundan en todos los textos.
Considero que es normal puesto que “la expansión de los mongoles por
Asia provocó una gran confluencia de religiones que los khan tolerarán y
favorecerán a cambo de que los monjes de todas las sectas rueguen a sus
dioses por el Gran Khan”(32).
En general, y aunque se ha dicho que los mongoles practicaban el
chamanismo, nunca intentaron imponerlo a los súbditos y su período se
destacó por la gran libertad religiosa”(33).
Esta misma tolerancia religiosa se encuentra en el texto de MacArtney
que afirma que los europeos que visitan el país se quedan “atónitos al
encontrar la tolerancia de las religiones”(34).
Esto explica que se detallen el paso de las distintas religiones: Se
destaca la llegada a la corte de un lama tibetano: Phags-pa que inclinó a
los mongoles hacia el budismo tibetano, se favoreció el budismo de los
lamas a partir del año 1260 y con Kubilai los centros budistas llegaron a
ser 42.000 y hubo 213.000 monjes y monjas, la mayoría lamaístas(35).
Durante la dinastía Qing, Shunzhi se apartó de los jesuitas volviéndose
hacia el budismo y tiene lugar la reencarnación del séptimo Dalai Lama
(1708-1757). En esta dinastía el budismo tiene tanta importancia que el
mismo término “Qing” procede de raíz de origen budista(36).
También el texto de MacArtney expresa que los “Tártaros practican la
religión de el Gran Dalai Lama”(37).
Se hacen referencias al
nestorianismo, que fue la primera gran religión con la que entraron en
contacto los mongoles y fueron sus aliados: Rabban Sauma en sus viajes
fuera de Asia quienes muestran la gran vitalidad y conexión existente en
los centros nestorianos(38).
También se destacan las referencias al Confucianismo en el imperio
mongol y más en concreto con Kubilai, que lo reintrodujo, protegió los
templos, reinstauró el culto estatal a Confucio y dejó exentos de tasas a
los funcionarios confucianos(39).
Sobre el confucianismo también encontramos referencias en el texto de
Lord MAcartney, donde se nombra dos “sectas”, una que considera a su
fundador como un hombre de gran sabiduría y caridad y otra cuyos
seguidores han entrado en una “superstición corrupta”(40).
También se hace referencia a las sociedades secretas, en concreto a la
del Loto Blanco que prometía la llegada de Maitreya y el final de los
sufrimientos y de las injusticias(41).
Por último, sobre el taoísmo también encontramos referencias en los
textos de Lord MacArtney, cuando habla de las religiones de los chinos.
En sus textos expresa que los seguidores taoístas “son los más
supersticiosos”(42).
En estos mismos textos encontramos referencias a otras religiones como
los Mahometanos y Judíos. Si bien “el número no es muy considerable pero
se integran con rapidez entre el pueblo”(43).
Al respecto de los musulmanes expresa que llegaron al país en el siglo
IX(44).
En los textos de los módulos también se hacen breves referencias a la
existencia del maniqueísmo en la misma definición “ming”(45)
y se nombra la época del reinado de Hong Wu quien revigorizó todas las
creencias de la religión popular(46).
Por último, los textos de los viajeros hacen referencias al cristianismo
y a los misioneros laicos. Lord MacArtney nos concreta la existencia de
ciento cincuenta mil cristianos en China, si bien especifica que se
denominan “cristianos a cualquier persona
que está bautizada”(47).
En sus textos afirma que los misioneros franceses e italianos son los
que mejor preparación tienen y que son más liberales. Llama la atención
el detalle que señala este texto al respecto de la inculturación de
estos misioneros, al vestir las mismas ropas que los chinos(48).
Nombra la presencia de los jesuitas, las Misiones extranjeras de Paris y
Propaganda Fide. Armiño por su parte afirma que la gente de este país
eran cristianos porque Marco descubrió la existencia de un salterio y
que a la pregunta de dónde lo habían sacado contestaron “de sus
antepasados”(49).
Sobre la actitud de los chinos frente al cristianismo me parece
interesante destacar el texto al que se hace referencia en el módulo
siete: “miraban con suspicacia una religión exclusivista que les
prohibía sus dioses y adoraba a un Dios Creador...”(50).
Los textos de Mendoza sorprenden por los comentarios que realiza a cerca
de que ha encontrado personas que viven al estilo de “nuestros
religiosos” (se refiere a los católicos), con un superior o Provincial
ante el cual se arrodillan...No denomina a estos “religiosos” pero dice
de ellos que cantan por las calles y piden limosnas; al parecer
encuentra muchas similitudes con los religiosos católicos pues también
dice que “traen sus cuentas para rezar como nosotros las usamos”(51).
Creo que se refiere al rosario, pues es algo parecido entre la religión
católica y la budista. Mendoza también destaca algunas pinturas al modo y
a las insignias de los doce Apóstoles y otra de una mujer muy hermosa
con un niño en brazos que bien pudiera referirse a la Virgen María(52).
3-Conclusiones
Al término de este estudio, hay una observación y afirmación que no se
puede dejar de realizar: la importancia del encuentro entre Oriente y
Occidente. Esta afirmación viene fundamentada por el análisis realizado
en la misma introducción y que deja de manifiesto que el resultado de
este encuentro se justifica por dos motivos principales: la expansión
territorial de los imperios y la exploración de los mares por parte de
China. De este modo, al crecer la fama de China, Occidente enviaba
embajadas
a Oriente y China se lanzaba a explorar los mares del Indico, entre
otros, a fin de enviar sus productos y recopilar otros occidentales.
Pero sobre todo creo que si hay algo que destacar por encima de todo es
el tránsito de personas y en este caso, la ruta de la Seda se convierte
en el eje a través del cual se producen los intercambios comerciales y
de personas, y en último caso, creo que la expansión del budismo se
produjo gracias a esta vía que lo importó desde la India y que luego
supo adaptarlo a la mentalidad y características chinas. Destaco el
budismo por la importancia que ha tenido y sigue teniendo en las
culturas orientales.
Otra aproximación Oriente-Occidente nos la proporciona el encuentro de
religiones realizado a través de las embajadas que enviaban reyes, papas
o gobernantes. Las embajadas económicas, políticas y religiosas,
fomentaron el intercambio de creencias, de pensamientos, de filosofía,
de modos de vida, y en definitiva de los pilares que constituyen la
existencia humana. Los seres humanos, desde el principio de la
humanidad, han luchado siempre por dar respuesta a numerosos problemas
que no podían resolver con su conocimiento o razonamiento intelectual.
La existencia de un “ser trascendental“ daba respuesta a sus
interrogantes. La forma, el modo o la identificación de esta
trascendencia puede llamarse de una manera o de otra pero en realidad
nos lleva a realizar una primera conclusión y observación:
independientemente del contexto social e histórico en el que se
encuentra el hombre, siempre se abre a la existencia de un ser superior.
En este sentido nuestro estudio nos ha llevado a analizar los ídolos
que los mongoles, los chinos o los manchúes tenían y a los que adoraban:
con figura humana, sin figura humana, construidos por ellos mismos,
pintados, o “imaginados”, la idolatría confirma la necesidad de dar una
respuesta a la existencia humana y desde esta “confesión” se llevan a
cabo rituales y ceremonias para evitar desgracias, para agradecer
beneficios, para implorar cualquier necesidad o bien para enterrar a los
difuntos. Muchas de estas prácticas resultan, desde un punto de vista
occidental, una mera cadena de supersticiones, que muchas veces se
llevan a cabo marcadas por la ignorancia y la desesperación ante lo que
no se comprende y que influye en la vida humana. Además de estos ídolos a
los que ya hemos hecho referencia, se destaca la presencia de otras
religiones como el budismo, taoísmo, cristianismo...Desde un punto de
vista personal considero que la presencia de otras religiones viene a
confirmar la importancia que tenía el comercio y las embajadas políticas
enviadas por reyes y gobernantes. Los escritos de los viajeros que
hemos estudiado, ponen de manifiesto la vinculación entre lo social, lo
político, lo económico y lo religioso. A nivel personal considero muy
importante y necesario destacar dos hechos: Por un lado, que a través de
la descripción de la Religión en estas dinastías se nos ofrece un
abundante material que nos informa también a cerca de las costumbres y
características de los habitantes de lo que hoy constituye China. Por
poner un ejemplo, creo que la referencia a las tiendas de los mongoles
es un hecho que nos explica dónde vivían, su tipo de existencia
nómada...Por otro lado, como los viajeros eran occidentales y además
cristianos y religiosos, creo que ofrecen una perspectiva de la religión
muy limitada, al reducirse a una visión exclusivista cristiana desde la
que comparan y describen lo observado en esa época.
BIBLIOGRAFIA
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221-242], Londres: Longmans.]
- Díaz, Carlos, Manual de Historia de las Religiones, Bilbao: Desclée De Brouwer, S.A. 1997.
-FOLCH i FORNESA, Dolors. Historia de Asia Oriental I: los imperios de
Asia oriental. Barcelona. Fundación per a la Universitat Oberta de
Catalunya. 2005. Segunda edición. Módulos 6, 7 y 8.
-Giovanni Carpini, Historia Mongolorum, en GIL, J. (1993). En demanda del Gran Khan. Madrid: Alianza Editorial.
-González de Mendoza, Juan. Historia de las cosas más notables, ritos y costumbres del gran Reyno de la China. Edición de 1596.
WEBGRAFIA
-www.upf.edu/23/12/2008.
-www.silk-road.com/20/12/2008.
-www.es.wikipedia.org/23/12/2008.
REFERENCIAS
(1) www.silk-road.com/20/12/2008.
(2) FOLCH i FORNESA, Dolors. Historia de Asia Oriental I: los imperios
de Asia oriental. Barcelona. Fundación per a la Universitat Oberta de
Catalunya. 2005. Segunda edición. Módulo 6, p.15.
(3) www.es.wikipedia.org/23/12/2008.
(4) Giovanni Carpini, Historia Mongolorum, en GIL, J. (1993). En demanda del Gran Khan. Madrid: Alianza Editorial
(5) Armiño, M. (1987), Marco Polo. Libro de las Maravillas. Madrid:
Anaya, p.1.
[CRANMER-BYNG, J.LN (ed), (1962), An Embassy to China. Being the journal
kept by Lord Macartney during his embassy to the Emperor Ch'ien-lung,
1793-1794, [Lord Macartney's observations on China, pp. 221-242],
Londres: Longmans.]
(6) Giovanni Carpini, Historia Mongolorum, en GIL, J. (1993). En demanda del Gran Khan, op. cit.
(7) Idem.
(8) Idem.
(9) Díaz, Carlos, Manual de Historia de las Religiones, Bilbao: Desclée De Brouwer, S.A. 1997, p.233.
(10) Giovanni Carpini, Historia Mongolorum, en GIL, J. (1993). En demanda del Gran Khan, op.cit.
(11) González de Mendoza, Juan. Historia de las cosas más notables,
ritos y costumbres del gran Reyno de la China. Edición de 1596,
pp.12-13.
(12) Idem.Idem, p. 4.
(13) Idem, p.12.
(14) Giovanni Carpini, Historia Mongolorum, en GIL, J. (1993). En demanda del Gran Khan, o.p. cit.
(15) Armiño, M. (1987), Marco Polo. Libro de las Maravillas. Madrid: Anaya, p.2.
(16) La descripción de Quanzhou hecha por Oderico de Pordenone en
www.upf.edu/materials/huma/central/historia/xinamon/docums/pordezai.htm/23/12/2008.
(17) Idem.
(18) Idem.
(19) CRANMER-BYNG, J.LN (ed), (1962), An Embassy to China. Being the
journal kept by Lord Macartney during his embassy to the Emperor
Ch'ien-lung, 1793-1794, [Lord Macartney's observations on China, pp.
221-242], op.cit.
(20) González de Mendoza, Juan. Historia de las cosas más notables, ritos y costumbres del gran Reyno de la China, op.cit., p.4.
(21) Idem, p.16.
(22) Giovanni Carpini, Historia Mongolorum, en GIL, J. (1993). En demanda del Gran Khan, op.cit.
(23) Idem.
(24) CRANMER-BYNG, J.LN (ed), (1962), An Embassy to China. Being the
journal kept by Lord Macartney during his embassy to the Emperor
Ch'ien-lung, 1793-1794, [Lord Macartney's observations on China, pp.
221-242], op.cit.
(25) Armiño, M. (1987), Marco Polo. Libro de las Maravillas, op. cit., p.2.
(26) Idem, p.7.
(27) González de Mendoza, Juan. Historia de las cosas más notables,
ritos y costumbres del gran Reyno de la China, op.cit., p.14.
(28) Idem, p.17-18.
(29) Giovanni Carpini, Historia Mongolorum, en GIL, J. (1993). En demanda del Gran Khan., op.cit.
(30) Idem.
(31) Armiño, M. (1987), Marco Polo. Libro de las Maravillas, op.cit., p.7.
(32) FORLH i FORNESA, Dolors. Historia de Asia Oriental I: los
imperios de Asia oriental. Barcelona. Fundación per a la Universitat
Oberta de Catalunya. 2005. Segunda edición. Módulo 6, p.15.
(33) Idem, p.23.
(34) CRANMER-BYNG, J.LN (ed), (1962), An Embassy to China. Being the
journal kept by Lord Macartney during his embassy to the Emperor
Ch'ien-lung, 1793-1794, [Lord Macartney's observations on China, pp.
221-242], op.cit.
(35) FORLH i FORNESA, Dolors. Historia de Asia Oriental I: los
imperios de Asia oriental. Barcelona. Fundación per a la Universitat
Oberta de Catalunya. 2005. Segunda edición. Módulo 6, p 23.
(36) Idem, Módulo 8, p.9.
(37) CRANMER-BYNG, J.LN (ed), (1962), An Embassy to China. Being the
journal kept by Lord Macartney during his embassy to the Emperor
Ch'ien-lung, 1793-1794, [Lord Macartney's observations on China, pp.
221-242], op.cit.
(38) FOLCH i FORNESA, Dolors. Historia de Asia Oriental I: los
imperios de Asia oriental. Barcelona. Fundación per a la Universitat
Oberta de Catalunya. 2005. Segunda edición. Módulo 6. p.24.
(39) Idem, p.19.
(40) CRANMER-BYNG, J.LN (ed), (1962), An Embassy to China. Being the
journal kept by Lord Macartney during his embassy to the Emperor
Ch'ien-lung, 1793-1794, [Lord Macartney's observations on China, pp.
221-242], op.cit.
(41) FOLCH i FORNESA, Dolors. Historia de Asia Oriental I: los
imperios de Asia oriental. Barcelona. Fundación per a la Universitat
Oberta de Catalunya. 2005. Segunda edición. Módulo 6. p.29.
(42) CRANMER-BYNG, J.LN (ed), (1962), An Embassy to China. Being the
journal kept by Lord MacAartney during his embassy to the Emperor
Ch'ien-lung, 1793-1794, [Lord Macartney's observations on China, pp.
221-242], op.cit.
(43) Idem.
(44) Idem.
(45) FOLCH i FORNESA, Dolors. Historia de Asia Oriental I: los
imperios de Asia oriental. Barcelona. Fundación per a la Universitat
Oberta de Catalunya. 2005. Segunda edición. Módulo 7, p. 9.
(46) Idem, Módulo 7, p.10.
(47) CRANMER-BYNG, J.LN (ed), (1962), An Embassy to China. Being the
journal kept by Lord Macartney during his embassy to the Emperor
Ch'ien-lung, 1793-1794, [Lord Macartney's observations on China, pp.
221-242], op.cit.
(48) Idem.
(49) Armiño, M. (1987), Marco Polo. Libro de las Maravillas, op.cit., p.2.
(50) FOLCH i FORNESA, Dolors. Historia de Asia Oriental I: los
imperios de Asia oriental. Barcelona. Fundación per a la Universitat
Oberta de Catalunya. 2005. Segunda edición. Módulo 7, p.32.
(51) González de Mendoza, Juan. Historia de las cosas más notables,
ritos y costumbres del gran Reyno de la China, op.cit., p.17.
(52) Idem, p. 12.
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