El
periodo de esplendor que vive la dinastía Song y que integra ideas
tradicionales y nuevos modos de vida, nuevas técnicas y nuevos estilos
que impregnan el ambiente(1), muestra al mismo tiempo, al menos, desde
un punto de vista occidental y actual, rasgos de menor brillantez. Entre
ellos uno que constituye el objetivo de este estudio: la situación de
la mujer, uno de los grandes pilares de la sociedad y de la familia
china.
La mujer en la tradición china y en la dinastía Song
En la antigua China la mujer no tenía ningún
valor, pasaba la vida a través de las
celosías de las ventanas, sin hablar con nadie, afanada en sus labores y
realizando
las tareas de la casa como una criada más(2). Sin embargo en ciertas
etapas de la
historia, como por ejemplo en la época de los Tang (618-906) las mujeres
de la clase
alta disfrutaban de una libertad sin precedentes, entrando y saliendo de
casa montando
a caballo y practicando deporte al aire libre(3). En la dinastía Song
era vista, generalmente, como bien educada y reservada y respondía al
prototipo de obediencia y sumisión al hombre concebido por Confucio(4).
A través del rollo de Zhang Zeduan, que
sorprende por el alto porcentaje de población
masculina y la escasa presencia femenina, (alrededor de quinientas
personas de las
que unas veinte son mujeres) (5), podemos observar escenas como la de la
boda, que nos plantea el valor de la mujer y las tradiciones culturales
de aquella etapa de la historia e invitan a reflexionar en torno a las
actividades y/o trabajos que la mujer podía desempeñar en esa época.
La
escena de la boda refiere el objetivo principal de la mujer china: su
única educación consistía en prepararse para ser casada como moneda de
intercambio mediante matrimonios concertados. La mujer no conocía a su
marido ni a sus suegros hasta la celebración. Su familia natal recibía
dinero y alimentos a cambio, como parte de la dote. La mujer abandonaba
su hogar y pasaba a vivir a la casa del marido, una familia extraña. Por
ello, un proverbio dice que “educar a una niña es como estar labrando
el
campo de otro hombre” (6). Su nueva familia la humillaría si no aportaba
hijos
varones y en ese caso era “cambiada” por otra mujer o por una concubina.
(7) Éstas se
hallaban en los barrios de entretenimiento de Kaifeng o Hangzhou,
localizados dentro
de la ciudad o fuera de ésta, pero cercanos a las rampas de entrada (8).
En ellos,
las
casas de te, restaurantes y lugares en los que se encontraban los
contadores de
historia ofrecían los servicios de mujeres como concubinas, cantantes o
prostitutas.
También existían los “barcos de entretenimiento”, pequeñas embarcaciones
en las que
se ofrecían diversiones y en los que la figura central estaba
constituida por chicas
cantantes (9). El papel como concubina de la mujer china, supone toda
una tradición en
la historia de este país. Por lo tanto no es de extrañar que durante el
reinado de
Xining (1068-1077) la corte convocaba a la elección de las bellezas para
que el
emperador escogiera a su concubina y sirvientas en el palacio imperial
(10).
Las bodas eran motivo de grandes fiestas y banquetes en los que nunca faltaba el arroz
y el cerdo, la base de la alimentación Song (11). Según relatan los documentos de
Marco Polo, “en la ciudad de Kaifeng existían islas y en ellas muchas habitaciones y
pabellones en los que se celebraban bodas y banquetes” (12).
Contraer matrimonio tras la muerte del esposo era algo habitual si bien la mujer
quedaba en una situación repudiable por lo que a fines de siglo XI la fidelidad, una
de las virtudes más valoradas de la mujer en la cultura china, aumentaría de manera
significativa y de ello dan buena cuenta poemas, inscripciones conmemorativas e
incluso se llegó a la recompensa imperial (13). Otros textos opinan que lo que se
hizo fue prohibir el matrimonio de las viudas (14). Por lo tanto el tema de la fidelidad,
en este último caso era algo “forzado”.
Una nueva tradición: El vendado de los pies
Pero sin lugar a dudas la tradición que se puso
más de moda durante la dinastía Song era el vendado de los pies para
evitar su crecimiento. Parece ser que las primeras que sufrieron esta
práctica fueron las bailarinas de la corte y que se extendió
posteriormente a las damas de la aristocracia y después a las masas de
la población a excepción de las
más humildes y a aquellas de regiones más meridionales (15). La técnica
consistía en
vendar los pies doblándolos hacia adentro en forma de cuña. Este
procedimiento se
continuaba durante algún tiempo hasta conseguir que los huesos se
quebraran y
entonces los pies dejaban de crecer. Se les hacía a los tres o cuatro
años, cuando
los pies aún no estaban formados y así no podían crecer. Si se hacía más
tarde existía
el riesgo de sufrir deformaciones y enfermedades de por vida, incluso la
muerte. Los
pies se transformaban en unos muñones que las obligaban a andar con unos
pasitos
minúsculos y sincopados y les impedía salir de casa. Una práctica muy
brutal conocida
también como “lotos de oro”. Los pies pequeños eran símbolos de la mayor
belleza y
sensualidad para los hombres, y este hecho ofrecía grandes oportunidades
para el
casamiento (16). La atrofia de los pies determinaba el estrechamiento de
la vagina,
con lo que se aumentaba el placer sexual (17). Los “sancunjlian” o “pies
pequeños a la
fuerza”, debían reunir los siete caracteres clásicos: delgados,
pequeños, agudos,
curvos, fragantes, suaves y simétricos (18).
La insurrección taiping de mediados de la década
de 1850
llevará consigo un importante papel en la mejora de la situación
femenina. Los
insurrectos consideraban iguales a hombres y mujeres, se prohibió la
prostitución y
el vendado de los pies, permitiendo a la mujer una mayor libertad en su
movimiento,
al tiempo que se le otorgaba los mismos derechos sobre la propiedad de
la tierra. Sin
embargo, se produjeron contradicciones como someter a la mujer a
trabajos forzados a
las mujeres con los pies vendados capturadas durante la revuelta (19).
En este sentido, es de todos conocido el hecho de que los esfuerzos por
promover la igualdad entre los sexos no han eliminado buena parte de las
estructuras tradicionales perjudiciales para las mujeres y numerosas
familias continúan abandonando a sus hijas, que son recogidas en
orfanatos públicos. El vendado de los pies se prohibió a fines de s.
XIX. Sin embargo continuó practicándose a escondidas en las zonas
rurales de China hasta bien entrado el siglo XX.
REFERENCIAS
(1) E.A.Kracke, Jr. The Far Eastern Quartely, Volume 14, Issue 4, Special Number on
Chinese History and Society (Aug. 1955), 479-488.
(2) http://www.revistaesfinge.com. 14/10/2008
(3) Folch i Fornesa, D. Historia de Asia Oriental I: los imperios de
Asia Oriental. Barcelona: Fundacio per a la Universita Oberta de
Catalunya. Segunda edición, 2005. p.25.
(4) http://www.ansewrs.com. 13/11/2008
(5) Hansen, V. The Beijing Qingming Scroll and Its Significance for
the Study of Chinese History. Journal of Sung-Yuan Studies, 1996. p.4.
(6) http://www.artehistoria.jcyl.es. 14/10/2008.
(7) http://www.revistaesfinge.com. 14/10/2008.
(8) http://www.answers.com. 13/11/2008.
(9) Gernet, J. Daily life in China. On the eve of the Mongol
invasion 1250-1276. Standford University Press, Stanford, California,
1962. p.53-54.
(10) http://espanol.cri.cn. 14/11/2008.
(11) Gernet, J. Daily life in China. On the eve of the Mongol invasion 1250-1276. op. cit., p.9.
(12) Idem.
(13) http://www.artehistoria.jcyl.es. 14/10/2008
(14) Folch i Fornesa, D. Historia de Asia Oriental I: los imperios de Asia Oriental.op. cit., p.25
(15) http://www.artehistoria.jcyl.es. 14/10/2008
(16) http://www.revistaesfinge.com. 14/11/2008
(17) http://www.artehistoria.jcyl.es. 14/11/2008
(18) http://www.revistaesfinge.com. 14/11/2008
(19) http://www.artehistoria.jcyl.es . 14/11/2008
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